Rusia es una superpotencia internacional que siempre ha estado en la mira de los líderes mundiales de occidente, desde la finalización del conflicto en la segunda mitad del siglo pasado. Desde entonces, la tensión entre el Kremlin, Europa y Estados Unidos se ha mantenido en el tiempo, aunque con nuevos personajes en escena, como Corea del Norte.
Rusia y Corea del Norte han forjado vínculos estratégicos en negocios, pero también en alianzas militares que preocupan mucho a los gobiernos europeos, pero también a los Estados Unidos. El fortalecimiento de las ayudas, en especial las militares, causan siempre una tensión llamativa.
La historia entre el gobierno ruso y el norcoreano tiene una prolonga data en la historia de la política internacional. De hecho, las alianzas entre ambos son bastante tenidas en cuenta en la agenda internacional, pues su poderío armamentístico coloca en jaque a las naciones aliadas a los gobiernos estadounidenses.
Hace algunas horas, Putin y Kim Jong Un confirmaron una alianza militar conjunta para repeler cualquier injerencia externa. Según se ha dado a conocer por parte del gobierno norcoreano, el tratado tiene el objetivo de colaborar conjuntamente en asistencia militar y humanitaria.
Según el Kremlin, la alianza tiende a ser un medio para defender los intereses de ambos países y no está encaminada a interferir la “seguridad” de otros países. De esta manera, se refuerzan no solamente los lazos militares, sino también comerciales y de intercambio de tecnología.
«Naturaleza defensiva y no está dirigido contra la seguridad de terceros países».
Reforzados los lazos con Corea del Norte, se afianzan también aquellos que tiene Rusia con el dragón asiático chino, con quienes han manifestado su interés de dejar de lado al dólar para comerciar en moneda local, restando poder de influencia a la Casa Blanca.
Las repercusiones
Rusia ha confirmado su alianza estratégica de defensa con Corea del Norte, lo que ha sido un vínculo estrechado desde hace más de 50 años. Esto supone un límite a las aspiraciones de la OTAN de incrementar bases en Europa para controlar de cerca Asia.
No obstante, con la victoria de Donald Trump en los Estados Unidos se podría establecer una línea de comunicación entre los mandatarios estadounidenses y los rusos. Aunque el Kremlin ha manifestado que no hay, por el momento, comunicación alguna.
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