Boca y Huracán, un empate chato con peleas y discusiones que sólo festejó Vélez: la gran polémica con Mastrángelo y el VAR

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Fue un punto y aparte para los dos. Para Boca, que desaprovechó la posibilidad de arrimarse a la zona de clasificación a la Copa Libertadores. Y también para Huracán, que dejó escapar la chance de treparse a la cima de la Liga Profesional a tres partidos del final de la temporada. Un partido aburrido y mal jugado que no dejó conformes a ninguno de los dos entrenadores. El 0-0, en definitiva, los calificó.

A pesar del espaldarazo que significó para Boca la victoria sobre Unión, Gago priorizó la semifinal con Vélez y apostó a un equipo muleto para visitar al escolta del torneo. Aunque la consagración de Racing liberó un cupo en la tabla anual, el DT optó por preservar a la mayoría de los titulares con vistas a la semifinal de la Copa Argentina ante Vélez, este miércoles en Córdoba, el camino más corto para obtener el pase a la Libertadores. Atajó Romero, volvió Fabra, regresó Cavani tras la sanción disciplinaria. Solo cinco jugadores repitieron en relación al 1-0 con el Tatengue. Para Huracán, en cambio, casi no había mañana. Un triunfo lo depositaba transitoriamente en la punta de la Liga (con un partido más) y superaría a Boca en la lucha por acceder a las copas. En la cancha, sin embargo, no hubo diferencia entre titulares y suplentes.

Uno de los tantos tumultos de Huracán vs. BocaLA NACION/Gonzalo M. Colini

La carga emotiva del partido atentó contra el juego de los dos. Boca intentó asumir la iniciativa con Janson y Aguirre por las bandas, Cavani de 9, y Zenón en la vieja posición de número 10: partiendo desde la izquierda, pero con libertad para moverse por todo el frente de ataque. Pero Boca no supo gestionar los espacios que Huracán le cedía en la salida y se repitió en bochazos largos a espaldas de los laterales que, con la cancha de frente, eran bien resueltos por la defensa del Globo, que casi no tuvo fisuras.

Fue, por momentos, un partido de ajedrez, en el que los dibujos espejados anularon las intenciones de los que debían marcar el pulso: Zenón en Boca, Mazzantti en Huracán. Un remate del correntino a los 22 segundos de juego fue la chance más clara en toda la primera mitad.

Un partido con pocas emociones

Boca fue un equipo equilibrado en defensa, pero insulso en el ataque. Le costó el partido a un Cavani que evitó el roce y perdió constantemente con los centrales de Huracán. No fue la noche de Aguirre ni de Janson, que no lograron desequilibrar. El Xeneize se aproximaba al área de Galíndez, pero sin el vértigo ni la precisión que acostumbran los equipos de Gago. Entonces, Huracán comenzó a imponerse desde el empuje y la determinación. Con Fattori sobrando, y Alarcón y Echeverría tomando marcas en el medio, el Globo se adueñó ligeramente del trámite aunque casi no generó situaciones. Y eso que Boca se cansó de ceder córners e infracciones en los metros finales de la cancha.

Como en el Boca-Newell’s de la Copa Argentina, el primer tiempo no pudo terminar en paz. Un cruce entre los hinchas de Huracán que se ubicaban en la platea Houseman, frente a las cámaras de TV, intercambiaron agresiones con los suplentes de Boca, en especial con Gary Medel (habría lanzado un escupitajo) y Marcos Rojo, a quien le arrojaron –y luego devolvió– una bolsa de hielo de uno de los puestos de comidas del estadio. Un sector sin alambrados y con escasa cantidad de agentes de seguridad. El partido estuvo demorado durante 12′, y los incidentes continuaron en el entretiempo…

Brian Aguirre, delantero de Boca, no tuvo peso ofensivoLA NACION/Gonzalo M. Colini

Gago dio de nuevo en el descanso y reorganizó el medio campo con la entrada de Pol Fernández en lugar de Brian Aguirre, pasando Zenón a la posición de extremo por la derecha. El objetivo: equiparar fuerzas en el círculo central y que el exUnión intente explotar su gambeta y su pegada de media distancia. El cambio mejoró a Boca, pero empeoró el espectáculo, que se volvió más chato y friccionado que en el comienzo. Romero y Galíndez fueron espectadores de lujo en el Ducó y ni uno ni otro acumuló méritos para quedarse con los tres puntos.

En otra época, el penal (mal) sancionado por Mastrángelo a los 45′ del segundo tiempo hubiese dejado, al menos, un tema de discusión para las mesas de análisis y los programas deportivos. Pero el VAR hizo justicia y dejó sin efecto la sanción del juez, que había observado una falta de Romero sobre Mazantti cuando la infracción, en realidad, se había dado a la inversa.

El árbitro Mastrángelo habla con Alarcón, volante de HuracánLA NACION/Gonzalo M. Colini

El empate en el Ducó le sirvió a Vélez la oportunidad de cortarse en la punta de la Liga (deberá vencer este domingo a Godoy Cruz) y dejó más abierta que nunca la pelea por ingresar a las copas. En el Ducó, ni el juego ni el resultado superaron la expectativa. Un partido para el olvido, a pesar de todo lo que tenía en juego.

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