Este miércoles a las 17:30, Cristina Kirchner asumirá formalmente la presidencia del Partido Justicialista (PJ) Nacional en un acto que se llevará a cabo en la sede de la UMET (Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo). La exmandataria estará acompañada por los consejeros del partido y los cinco vicepresidentes que integrarán la nueva conducción. Sin embargo, la ausencia de varios gobernadores y de la cúpula de la CGT marca una jornada de tensiones y dudas por el rumbo que tomará el peronismo.
La elección de la sede, una universidad de cercanía, fue una de las cosas que causó resquemores, al alejarse de las tradiciones del PJ. Por otra parte, la convocatoria no incluyó a gobernadores clave del peronismo, como Raúl Jalil (Catamarca), Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Ricardo Quintela (La Rioja), que no recibieron invitación alguna. En el caso de Quintela, la rivalidad es manifiesta. Su lista fue impedida de competir en la interna por la junta electoral partidaria, proclamando a CFK como nueva presidenta salteando el proceso eleccionario. Pero su ausencia estaría aún más las relaciones entre ambos dirigentes.
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La ausencia más significativa, sin embargo, será la de Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires y uno de los vicepresidentes salientes. Además, uno de los referentes peronistas con mayor intención de voto y quizás el que más está representando un contrapunto para la política del Ejecutivo nacional.
Los gobernadores representan un pilar fundamental para el PJ, sobre todo en un momento en que Javier Milei copa la agenda pública dejando a la oposición a la defensiva, y en vísperas de nuevos conflictos por el recorte de fondos y la ausencia del tratamiento del presupuesto 2025 en el Congreso.
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Quienes sí serán de la partida son, por el momento, los gobernadores Sergio Ziliotto (La Pampa) y Gildo Insfrán (Formosa). Sin embargo, la falta de confirmaciones también denota el carácter reservado con el que se maneja esta inauguración de la nueva etapa del liderazgo peronista.
Tras la neutralidad de Kicillof ante la candidatura de CFK, que fue fuertemente criticada por Máximo Kirchner y el entorno más cercano a Cristina, también se reflejaron cortocircuitos en el encuentro de este lunes en Moreno.
En dicha cumbre, convocada por Cristina para debatir la estrategia electoral del año entrante, estuvieron presentes Axel Kicillof, Sergio Massa y Máximo Kirchner. Para muchos, la imagen que surgió de esa reunión no fue la de una coalición unida, sino la de un peronismo fragmentado con personalidades incómodas unas junto a otras y un armado que no termina de definirse. Incluso hubo puntos que elevaron el tono, como qué hacer con el posible desdoblamiento de las legislativas en provincia de Buenos Aires, propuesta a la que Cristina se opone.
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Uno de los mayores retos para la ex presidenta será limar asperezas y cohesionar al peronismo en un período marcado incluso por la colaboración de algunos dirigentes con el gobierno de Javier Milei. ¿Pero es esa su intención?
En octubre, al lanzar su candidatura, CFK envió un mensaje claro a los afiliados del PJ: instó a no tolerar las actitudes de aquellos legisladores y gobernadores que, a pesar de haber llegado al poder bajo el sello del partido, ahora respaldan a La Libertad Avanza. Eduardo Kueider, recientemente detenido en la frontera de Paraguay con 200.000 dólares sin declarar, es el claro ejemplo de un “converso”. Carlos Espínola, Osvaldo Jaldo y Raúl Jalil, son otros de los referentes que apoyaron medidas del oficialismo demarcándose de la estrategia opositora del kirchnerismo duro.
Sin embargo, hay quienes también han tildado al kirchnerismo de ser una “oposición inconsecuente” tras declaraciones como las de Máximo Kirchner, cuando criticó a quienes se quejaban del veto presidencial a la ley de financiamiento universitario y a la reforma previsional, o por el supuesto “pacto” que algunos especulan que el kirchnerismo mantiene con Milei para evitar el tratamiento de ficha limpia, avanzar con los dictámenes para la Corte Suprema de Justicia y reformar la ley electoral.
De todas maneras, la recuperación de Cristina del cargo de mayor poder en el partido peronista abre ciertas expectativas entre sus seguidores, que ven que Argentina podría obrar como espejo de Brasil, donde Lula da Silva volvió al poder encabezando una amplia coalición democrática tras el primer mandato de Jair Bolsonaro. Como punto intermedio están las elecciones de 2025 y las expectativas, no solo electorales, sino también judiciales, sobre lo que pueda llegar a pasar con la figura de la ex presidenta.
FM