Semana crítica por ola de calor: temperaturas récord y sequía

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Desde ayer, Argentina enfrenta una ola de calor que afecta principalmente al centro y norte del país. El fenómeno, identificado como un “domo de calor”, mantendrá temperaturas extremas durante los próximos siete días, con picos de hasta 43°C en provincias como Santiago del Estero, Chaco y Catamarca. Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), este evento estará asociado con un bloqueo atmosférico que impide el ingreso de aire fresco, intensificando la sequía en regiones clave.

¿Dónde impactará más?
Las regiones más afectadas incluyen el centro y norte del país, donde provincias como Chaco, Santiago del Estero, Catamarca, Tucumán y el norte de Santa Fe registrarán temperaturas que podrían alcanzar los 43°C. En la zona cuyana, Mendoza, San Juan y La Rioja experimentarán máximas que oscilarán entre los 38°C y 42°C.
En la Patagonia norte, provincias como Neuquén y Río Negro tendrán temperaturas atípicas de hasta 38°C. Finalmente, la región Pampeana y el Litoral, incluyendo Buenos Aires, Entre Ríos y Córdoba, enfrentarán condiciones extremas similares.

¿Cuáles son los riesgos?
En el ámbito de la salud, los principales riesgos incluyen el golpe de calor, cuyos síntomas abarcan mareos, náuseas, desmayos y piel enrojecida. La deshidratación también es un problema grave, afectando especialmente a niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas. Además, las altas temperaturas están asociadas con un aumento de enfermedades cardiovasculares debido al estrés físico.
En cuanto a la agricultura y la ganadería, la falta de lluvias prolonga el estrés hídrico que afecta a cultivos clave como maíz, soja y trigo, reduciendo la productividad y calidad de los productos agrícolas. También se observan impactos significativos en la ganadería, donde el calor extremo afecta la salud de los animales y disminuye la producción de leche y carne.
En la vida cotidiana, el aumento en el uso de aire acondicionado genera cortes energéticos en distintas regiones del país. Las altas temperaturas también afectan la infraestructura vial y ferroviaria, causando deformaciones en las vías y carreteras. Además, actividades al aire libre se ven restringidas, limitando el turismo y el ocio en general.

Pronóstico diario
El pronóstico anticipa temperaturas en ascenso a lo largo de la semana. Para el domingo, la máxima será de 35°C, seguida de 36°C el lunes. Martes y miércoles se prevén picos de 37°C y 38°C, respectivamente. Hacia el jueves y el sábado, las temperaturas extremas oscilarán entre los 38°C y 39°C.

¿Cuándo llegará
el alivio?
El SMN anticipa que hacia el fin de semana del 18 y 19 de enero se producirá un cambio en las condiciones climáticas, con el ingreso de un frente frío desde la Patagonia. Este cambio traerá lluvias y vientos frescos que moderarán las temperaturas y romperán el bloqueo atmosférico, ofreciendo un respiro tras días de calor extremo.

Impactos adicionales
El «domo de calor» también está intensificando el riesgo de incendios forestales en áreas críticas como la región chaqueña y los pastizales pampeanos. A su vez, la evaporación acelerada en embalses y ríos plantea desafíos significativos para el abastecimiento de agua potable en zonas vulnerables. En el contexto global, el fenómeno se relaciona con un patrón más amplio de anomalías térmicas en Sudamérica, según el Centro de Predicción Climática de Estados Unidos.““RecomendacionesEntre las medidas recomendadas, se incluye la hidratación constante mediante el consumo regular de agua. Es importante evitar la exposición al sol durante las horas más calurosas del día, entre las 10:00 y las 16:00 horas, y proteger especialmente a los grupos vulnerables como niños, adultos mayores y personas con enfermedades preexistentes. Se sugiere usar ropa ligera y de colores claros, además de reducir actividades físicas intensas en las horas más calurosas. Para quienes no dispongan de aire acondicionado, se recomienda buscar espacios públicos ventilados y frescos.

Impacto en la Patagonia
Mientras el centro y norte del país enfrentan el calor extremo, el sur de la Patagonia se encuentra bajo alerta roja debido a vientos que alcanzan los 140 km/h y lluvias intensas en zonas cordilleranas. Este fenómeno, originado por un profundo centro de bajas presiones en el Pasaje de Drake, está generando oleajes extremos y acumulados de lluvia superiores a 25 mm en áreas como El Chaltén. Este contraste entre regiones subraya la diversidad climática que enfrenta el país.

El Paraná vuelve a descender

Tras una breve recuperación a finales de 2024, el río Paraná volvió a descender significativamente desde los primeros días de 2025, situándose nuevamente en niveles críticos. Según las mediciones de Prefectura Naval Argentina, a la altura del puerto de Corrientes, el nivel actual es de 1,88 metros, mientras que en Barranqueras, Chaco, se registraron 2,12 metros durante la medianoche del sábado
El Paraná había logrado superar el umbral de “aguas bajas” en diciembre pasado, alcanzando una altura de 4,70 metros gracias a las lluvias en la cuenca del Iguazú. Sin embargo, la tendencia cambió drásticamente con la llegada del nuevo año. Para el 2 de enero, el nivel descendió a 2,56 metros, cayendo rápidamente a 2,05 metros el 6 de enero, y perforando la barrera de los 2 metros para situarse en 1,68 metros el día 8. A pesar de un leve repunte registrado en las últimas horas, el río sigue por debajo del rango considerado normal.
En diciembre de 2024, las precipitaciones permitieron que el Paraná alcanzara niveles de “aguas medias”, con picos de 4,31 metros en el puerto de Corrientes, un registro que no se veía desde el 1a0 de mayo de ese mismo año. Sin embargo, esta recuperación fue efímera. Actualmente, el río se encuentra nuevamente en un estado de alerta, evidenciando la vulnerabilidad hídrica de una de las principales arterias fluviales del país. En comparación con el mismo período del año pasado, el Paraná presenta una situación preocupante. En enero de 2024, el río se encontraba en niveles más estables, con una altura de 3,67 metros registrada el 11 de ese mes, manteniéndose en “aguas medias” hasta finales de enero antes de volver a descender.
Este retroceso plantea desafíos importantes para las comunidades ribereñas, la navegación fluvial y las actividades económicas que dependen de este recurso. La situación requiere un monitoreo constante y medidas para mitigar el impacto de la variabilidad climática en la región.

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