«Besos, Kitty» ya está disponible.
Si existe una confort serie además de «Besos, Kitty», realmente no quiero saberlo, al menos por ahora. En especial porque acaba de llegar la segunda temporada de esta ficción a Netflix y, debo admitir, es mi placer culposo más interesante y divertido de enero. Lanzada, con ocho nuevos episodios este 16 de enero, la serie vuelve a contar con Anna Cathcart como protagonista, Sang Heon Lee en la piel de Min Ho, Choi Ming Young como Dae, Gia Kim en la piel de Yuri y Anthony Keivan interpretando a Quincy, además del icónico regreso de Noah Centineo como Peter Kavinsky.
En esta ocasión, la segunda temporada de «Besos, Kitty» que vuelve a contar con el elenco protagónico, se ambienta un mes después de lo sucedido en la primera parte. Transcurridas las cuatro semanas desde que Kitty Song Covey fue echada de KISS, la joven vuelve a Seúl para aprovechar la nueva oportunidad que le fue brindada en KISS. Por primera vez en mucho tiempo, está soltera y viene dispuesta a empezar de cero: se acabaron los juegos y los dramas.
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Y, más allá de lo superficial de la trama, que tiene marcado su enfoque adolescente: triángulos amorosos, dramas, amistades y un poco de adrenalina llena de rebeldía, termina siendo tan cómica que es entretenida. «Besos, Kitty» tiene varios puntos a favor y, uno de ellos, es justamente este. La historia, que no tiene nada de giros intensos o sorprendentes y es hasta un poco predecible, busca entretener desde la diversión, desde el histrionismo de cada uno de sus actores. Ese es un factor fundamental: termina siendo atrapante cuando las actuaciones son buenas.
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El libreto, cuando esto sucede, pasa a un costado porque, gracias a los actores, todo termina siendo mucho más visible. Y eso pasa con esta segunda temporada. En la primera, que fue una eterna introducción a una adolescente que recién se mudaba a Corea, conocimos un grupo que su química iba más allá, pero ahora lo cierto es que explotaron cada aspecto de su relación, demostrando que las amistades son lo más fuerte de un vínculo. Sin dudas, con la buena relación entre los actores, la belleza de Corea e incluso un libreto trivial, esta serie vuelve a brillar.
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La comodidad, encanto y atractivo que genera «Besos, Kitty» es algo que pocas series han logrado, pero que definitivamente terminan siendo de lo más divertido de las confort series para tener de fondo. Un aspecto que, definitivamente, logra que más allá de la poca inteligencia de su guion, termine haciendo de ésta, una de las mejores producciones y de las más vistas de Netflix.
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