El fenómeno de la quiet ambition irrumpió en el mercado laboral a través de la Generación Z, mejor conocida como los centennials, transformando la percepción del desarrollo profesional y la noción de éxito. De esta forma, los profesionales más jóvenes han implementado esta tendencia que valora el crecimiento personal, un mayor balance entre vida y trabajo, y el desarrollo de habilidades en lugar de la promoción a nivel jerárquico. En otras palabras: ser jefe o gerente ya no es un anhelo.
Si bien esta filosofía es propia de los centennials, su influencia no ha tardado en impregnarse en perfiles más senior, quienes han empezado a reformular sus aspiraciones. ¿La razón? La quiet ambition les brinda una visión renovada de la carrera profesional y la satisfacción personal
A continuación, quisiera brindar tres reflexiones sobre los posibles cambios en el mercado laboral debido a la proliferación de la quiet ambition en otras generaciones.
- Replanteando la motivación en el trabajo
Para los profesionales con amplia experiencia, la quiet ambition puede representar un medio para reconsiderar su motivación en el trabajo y sus objetivos en el corto y mediano plazo. En vez de concentrarse en la próxima promoción o en la acumulación de títulos y beneficios extra, pueden enfocar sus esfuerzos en proyectos que les parezcan más relevantes o en campos de interés que quizás no investigaron en etapas previas.
Para las compañías, esto podría implicar la necesidad de reestructurar los roles y facilitar una mayor adaptabilidad en la distribución de responsabilidades. De esta forma, pueden establecerse nuevos puestos (roles de especialistas, asesores internos o posiciones de consultoría) que permitan un desarrollo horizontal, proporcionando un nuevo sentido de propósito sin la necesidad de buscar crecer verticalmente en la estructura de la organización.
- El valor de la mentoría
Otro escenario para contemplar es que, en vez de aspirar a cargos de mayor autoridad, numerosos profesionales de amplia experiencia pueden elegir un rol de coach para compartir su experiencia con las generaciones más jóvenes. Esta situación podría potenciar los programas de mentoría, dado que los perfiles senior pueden encontrar en este papel una forma de aportar al desarrollo de los demás, al mismo tiempo que fortalecen sus competencias de liderazgo sin necesidad de aspirar a una gerencia.
- Un mayor aprecio por el balance entre la vida laboral y personal
Uno de los efectos de la quiet ambition es la priorización por parte de los profesionales de un mayor equilibrio entre la vida laboral y personal, lo que trae consigo una mejor calidad de vida. Al existir una menor presión de asumir nuevas responsabilidades y alcanzar rimbombantes cargos, el estrés, la ansiedad, el agotamiento y otras enfermedades disminuyen. Esto tiene un efecto positivo en la salud ocupacional de la organización, pero para que su impacto sea mayor, se tiene la oportunidad de desplegar políticas que fomenten el bienestar físico y mental a través de ferias saludables, talleres deportivos, generación de espacios de meditación, entre otros.
El fenómeno de la ambición silenciosa representa una gran oportunidad para que las empresas puedan cambiar el chip y se den cuenta de que la priorización del bienestar de los colaboradores puede traer consecuencias más positivas en el largo plazo al tenernos más sanos y motivados. Pero ello no es fácil porque conlleva la reestructuración de sistemas de trabajo, roles y esquemas de motivación, con el fin de proporcionar un ambiente que priorice la experiencia y el propósito por encima de la jerarquía.
Las organizaciones que entiendan y respalden esta ambición silente estarán más fortalecidas para conservar a sus talentos más experimentados y edificar un mercado de trabajo inclusivo, adaptable y sostenible, donde cada generación pueda florecer de acuerdo con sus propios anhelos y principios.