La telenovela política entre Javier Milei y Mauricio Macri está llegando a momentos cúlmines. La trama que se inició en 2023 con el “pacto de Acassuso” -en donde el expresidente apoyó al libertario de cara al ballotage- ya cumplió un año plagado de sinsabores. Pese a los sucesivos intentos por generar confianza, los avances y retrocesos entre ambas terminales nunca permitieron consolidar una alianza saludable.
La semana que viene puede ser clave: Macri tiene unos días más en Buenos Aires y tal vez tenga la oportunidad de reencontrarse con Milei en Olivos, si es que el Presidente se hace un hueco en su agenda internacional (tiene previsto visitar a Donald Trump en Palm Beach antes de asistir al G20 en Río de Janeiro).
En la superficie, el jefe de Estado y su predecesor están en buenos términos. Intercambian mensajes a menudo y se hacen guiños en X. “Tengo una excelente relación humana con el Presidente”, dijo Macri en TN días atrás. Pero en las cuestiones de fondo, Macri y su primer anillo están hastiados por el trato que reciben de la mesa chica del Gobierno.
Los disgustos son múltiples: la falta de coordinación parlamentaria, los guiños al kirchnerismo para completar el álbum de la Justicia, las provocaciones de La Libertad Avanza en la Ciudad, el desdén por los aportes que los amarillos quieren hacer a la gestión, el destrato a los gobernadores de Cambiemos.
Según pudo reconstruir LA NACION, durante su estadía actual en Buenos Aires, el líder de Pro le transmitió a su equipo que creía que “Pro ya cumplió con el Gobierno”. “Nosotros ya hicimos lo que teníamos que hacer”. “Ya estamos liberados”. “Se van a llevar una sorpresa”, fueron algunos de los mensajes que circularon en la cúpula del partido esta semana.
Los amarillos sienten que en estos once meses dieron un fuerte apoyo al Gobierno para salir de la crisis macroeconómica y que Pro fue crucial para dar gobernabilidad, cuando en Diputados aportó los votos para salvar los vetos de Milei. “Pro ayudó a bajar el riesgo país cuando bancó los vetos del Poder Ejecutivo. Lo hizo porque era lo correcto”, dijo una fuente del partido de Macri.
El malestar de esta etapa se reflejó en las declaraciones que hizo el expresidente en su último raid mediático. Tras hablar de su relación “humana” con Milei, Macri agregó enseguida que “la Argentina tiene un problema mayúsculo de confianza”. “El Gobierno hizo un milagro para evitar una hiperinflación, pero con la inversión real estamos perdiendo. Para eso es necesaria una estabilidad en las reglas. Eso se llama instituciones”, advirtió Macri en TN.
El expresidente no lo verbalizó, pero en Pro, por caso, señalan que hubieran querido ser tenidos en cuenta en la estrategia judicial que viene llevando adelante la Casa Rosada para poblar las vacantes del país, luego de la postulación del juez federal Ariel Lijo a la Corte Suprema, un candidato que siempre fue rechazado por Macri. Otro asunto que genera irritación son algunos nombramientos en el Poder Ejecutivo. Los ojos están puestos en lugares estratégicos, como la Administración General de Puertos (AGP) o Vialidad, donde fueron repelidas las sugerencias de Pro.
El desencuentro entre ambas terminales está dado, no tanto por la actitud del Presidente, sino por su “triángulo de hierro”, integrado por la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei y por el empoderado asesor presidencial Santiago Caputo. “El Presidente tiene vocación de hacer una alianza con Pro, pero un metro más abajo de él se complican las cosas”, resumió un importante referente amarillo.
Milei habla con Macri “de presidente a presidente”, pero para todo lo operativo el delegado del exmandatario es el titular de bloque de Pro, Cristian Ritondo. Es un esquema que se pautó hace un mes atrás, cuando Macri se reencontró en secreto y mano a mano con Caputo. Aquel encuentro, si bien destrabó cuestiones concretas (como el recambio en la secretaría de Energía que terminó con el desembarco de María Tettamanti, una funcionaria recomendada por la Fundación Pensar), no logró mejorar la sintonía entre Macri y Caputo. Es evidente que entre ambos hay una antipatía insalvable. Karina Milei y el expresidente, en cambio, no tienen contacto desde el año pasado.
En la Casa Rosada no reconocen un destrato hacia sus aliados. Un alto funcionario remarcó a LA NACION que en las últimas semanas, el titular de Diputados, Martín Menem y Caputo, “dieron sobradas muestras de que quieren cuidar la relación con Ritondo”. Recordó que en un asado que semanas atrás ellos dos compartieron con diputados de Pro hablaron de armar las listas “distrito por distrito, con encuestas en la mano, de mutuo acuerdo”.
Los coqueteos, sin embargo, duraron un suspiro. Al día siguiente de aquel asado de camaradería, La Libertad Avanza quiso presentar una “ley Bases porteña” en la Ciudad para desafiar a Jorge Macri. Y luego los libertarios amagaron con avanzar con la suspensión de las PASO en Diputados, sin previa consulta con sus aliados. A los gobernadores de Cambiemos, en tanto, tampoco les están dando señales contundentes en el Presupuesto del año próximo.
“Acá el tema es que si miramos las encuestas, Pro no tiene otra salida que acordar con nosotros para 2025″, lanzó un funcionario de Milei. Y reconoció que la más reticente a conceder lugares es la hermana del Presidente. “Ella quiere que en las listas del año que viene haya gente nueva, que piense como el Gobierno y que no se den vuelta al otro día”, dijo.
Frente a estos constantes vaivenes, en Pro comenzaron a advertir que no tienen inconvenientes en competir en 2025. Un referente amarillo lanzó esta semana: “Podemos ir solos. Nos vamos a preparar para cuidar nuestras bancas en el Congreso. Si sacamos el 70% de los lugares que ponemos en juego seguimos siendo el bloque que le da coherencia al cambio”.
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