Suba de tarifas y su impacto en las cuentas del hogar

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Un informe privado mostró la disparidad en la suba de los precios entre distintos rubros: mientras suben las tarifas de servicios públicos, cae el valor relativo de los alimentos y bebidas respecto a diciembre de 2023. Esto abona la visión de que deben revisarse los ponderadores de la canasta de consumo con la que se confecciona el IPC. La desaceleración de la inflación que por segundo mes consecutivo mostró el Indec en octubre le debe una parte a los ponderadores. Por otro lado, desde septiembre se estancó la tenue recuperación de los salarios reales.

Un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) reveló que, comparado contra diciembre de 2023, el precio relativo de Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles aumentó un 51 por ciento en relación al aumento del nivel general de precios. Esto se debe tanto al recorte de los subsidios como a la actualización de otros componentes tarifarios por inflación que aplicó el actual Gobierno. 

En tanto, en igual comparación, el item de Alimentos y bebidas sin alcohol mostró una caída del 8 por ciento (por debajo de la evolución del nivel general de precios), según estos cálculos. 

En el Índice de Precios al Consumidor (IPC) lo que más aumenta pesa menos. Si se rastrean los últimos datos, en octubre, Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles trepó 5,4 por ciento mensual, mientras que Alimentos y bebidas subió 1,2 por ciento, de la mano de la recesión doméstica y el ancla cambiaria.

La composición de la canasta de consumo que sirve de base al IPC cambia a lo largo de los años, en el mediano plazo. Pero la última modificación de los ponderadores que la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHO) permite calcular para confeccionar el IPC se hizo en 2016, con un sesgo que además impidió captar el efecto de los tarifazos de Mauricio Macri. Mientras el peso de Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles se paró en 10,46 por ciento, el de Alimentos y bebidas quedó en 23,44 por ciento.

El director de Indec, Marco Lavagna, sostuvo en una entrevista radial de hace dos meses: “Espero que en los próximos 2 meses podamos salir con el nuevo IPC, con canasta actualizada. De 320 mil a 500 mil precios. De 16.700 informantes a 24.000. Estamos en las pruebas finales”, pero nada de esto está en la agenda del Gobierno, que más bien prefiere ilusionar –e ilusionarse- con una desaceleración enfática. 

Lo cierto es que la canasta de consumo de los argentinos destina cada vez más ingreso al pago de los servicios públicos y otros componentes no transables, y cada vez queda menos para gastar en bienes, donde se ve una inflación menor.

En este contexto, ¿qué ocurre con el poder de compra de los salarios? Luego de la devaluación de diciembre de 2023 sufrieron una brusca caída en términos reales que todavía implica que no se hayan podido recuperar los niveles de 2023. Entre mayo y junio, sin embargo, los analistas sitúan un cambio de tendencia e ilustran una recuperación si bien lenta en el poder adquisitivo. 

Sin embargo desde septiembre esta recuperación se transformó en estancamiento de los salarios reales anticipados según los convenios colectivos de trabajo, que mide CP consultora.

La inversión no da señales de recuperación y mucho menos es posible pensar en un rebote económico anclado en las exportaciones.

“En septiembre de 2024 el salario real privado registrado creció un 0,3 por ciento respecto a agosto y el público un 0,4 por ciento”, apunta el Iaraf, en línea con la hipótesis de estancamiento real. “A nueve meses de la devaluación de diciembre de 2023, el salario privado formal de septiembre tuvo un nivel real equivalente al 98,5% del que tenía en noviembre de 2023, mientras el salario público tuvo un nivel real equivalente al 84 por ciento de entonces”, agrega.

Con la devaluación de diciembre de 2023, los ingresos que más cayeron fueron los de jubilados que no cobran la mínima: “Su poder adquisitivo fue mínimo en febrero de 2024, pero a partir de mayo dada la baja gradual de la inflación el haber real siguió subiendo, llegando durante octubre a ser un 6,7 por ciento mayor que el de noviembre de 2023”, explica el Iaraf. 

En tanto, “los jubilados que cobran la mínima y bono tuvieron su peor situación relativa en febrero y luego su ingreso real hizo pico en el mes de junio de 2024: durante octubre, el ingreso real fue un 3,5 por ciento inferior al del mes de noviembre de 2023”, concluye.

Por último, “el empleado público es el que más poder adquisitivo está perdiendo en estos meses: en septiembre tuvo un ingreso real equivalente al 84 por ciento del que tenía en noviembre de 2023, es decir que perdió un 16 por ciento de ingreso real respecto a ese mes”, completó el Iaraf.

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